martes, 12 de junio de 2007

Lectura 7 - "Los personajes infantiles en la actualidad"

Muchas veces creemos que una historia, serie o película protagonizada por niños hace que el tema de la misma sea "infantil", dirigido a un público corto en edad o entendimiento. Sin embargo, el mismo hecho de trabajar con este tipo de personajes puede brindarnos una nueva forma de interpretar y criticar la sociedad y la forma de vida del ser humano: plenamente asumida cuando somos adultos, pero puesta al descubierto por una visión curiosamente más neutral, como la de los niños.

El protagonismo de estos rapaces ha cobrado mayor importancia en la medida en que nuestra vida diaria adquiere mayor complejidad. Se hace presente en historias que tratan sobre el ser humano en estado de crisis (en todos sus ámbitos) e incertidumbre; facilitándose el ingreso o reconocimiento de valores más profundos y válidos que los que dan la pauta en nuestra época. Por ejemplo, frente a la competitividad individualista se opone el amor familiar. Tal es el caso de la película Los niños del cielo (1997), de Majid Majidi; en la que un muchacho participa en una carrera, pero no para ganar el primer lugar, sino el tercero; dado que la recompensa que él desea son unos zapatos para su hermanita.

Muchos comics y dibujos animados, al igual que en el ejemplo anterior, nos ofrecen una perspectiva crítica al respecto de nuestra sociedad. Sin embargo, también nos transmiten la idea de cambio y de preocupación por el futuro. El porvenir, en efecto, es un tema muy importante para el célebre dibujante argentino, Joaquín Salvador Lavado (más conocido como "
Quino"), a través de las palabras que muchos de nosotros hemos leído (y escuchado) de su personaje más paradigmático: Mafalda. En esta tira cómica (la cual lleva el mismo nombre que la niña) se despliega una problemática compleja cuando vemos el mundo adulto repercutiendo sobre el de los niños: algunos, tras haber observado la realidad, se declaran a favor de la paz y los derechos del ser humano; mientras que otros, siguiendo malos ejemplos de sus padres, andan preocupados por su propio bienestar.


Podríamos decir, para concluir, que ser niño no siempre es sencillo. Si bien una obra de ficción, como un libro, una película o una "simple" historieta no siempre nos muestra la realidad que conocemos, nos invita a ser partícipes de otra muy cercana y a la cual casi no escuchamos; pese a que suele ser mucho más sincera que nuestras propias palabras.